jueves, 9 de agosto de 2018

CUESTIÓN DE HONOR: PARTE IV (ULTIMA)

Estimad@s,

Buenas noches.

Por fin llegamos, a la última entrega, que suponemos es la conclusión.

Lo cierto es que cada vez que nos enfrentamos a la realidad, que nos bajamos del tren de las nubes de la ficción, normalmente, nos frustramos. Ello de anticipo, porque la película llega al fondo de la cuestión.

En el caso CARRASCO, años después, nos enfrentamos con esto:
  • Por las sucesivas irregularidades, debió iniciarse un proceso llamado Carrasco II, con el que recién pudo esclarecerse el hecho, quitando la investigación de las manos del Ejército. 
  • Las condenas al subteniente Canevaro a 15 años de prisión y dos soldados conscriptos, Suárez y Salazar, a 10 años, sólo sirvieron para calmar el clamor popular que exigía juicio y castigo a los culpables, pero realmente dejaron un sabor amargo porque nunca pudieron corroborarse efectivamente las acusaciones.  
  • La situación señalaba claramente una intervención de personal de mayor jerarquía que la de los acusados, mientras que los tres condenados fueron de la menor jerarquía existente.
  • En junio de 2005, la Justicia Federal de Neuquén sobreseyó a siete militares que estaban procesados por encubrir la muerte del soldado Carrasco, debido a la prescripción de la causa
  • En agosto de 2007, la Sala II de la Cámara de Casación Penal, revocó el fallo anterior pero en los hechos no tuvo ninguna gravitación. El Caso Carrasco estaba oficialmente cerrado. 
  • En febrero de 2009, el último de los acusados completó su condena, y hasta el día de hoy: los tres siguen insistiendo en su inocencia.

Sin embargo, en el filme, spoileamos el final para añorar ese presente.

  • El abogado defensor (Kaffe) toma el riesgo de acusar a Gral. Jessep de ordenar el código rojo, que primero lo niega, y luego lo admite pero sólo en una explosión incontrolada, buscada por la defensa, habida cuenta que carecían de pruebas que lo incriminen.
  • Admitir haber librado dicha orden conduce a la detención de Jessep, como también del Tte. Kendrick. La ficción nos invita a presumir que fueron condenados. 
  • Todo concluyó con el veredicto de culpabilidad de los acusados Dawson y Downey, si bien inocentes ante los cargos de asesinato, pero culpables de llevar a cabo una conducta impropia, por lo que son dados de baja (en forma deshonrosa) del Cuerpo de Marina.
 Mientras en la primera tragedia se repite el final de INJUSTICIA que tanto conocemos, en la segunda ganan los buenos, lo que, gracias a la ficción, se parece más al utópico orden JUSTO que tanto soñamos. Por eso decimos: 
¡VIVA LA FICCIÓN!



Un abrazo cordial,

Damián R. Pizarro

Otra vez, enfrentados a la realidad

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